Ayer cocinamos lasaña para la comida. Bueno, eso de usar el plural es un poco pasarse, porqué todo el mérito lo tiene mi pareja, Jordi, que es el cocinitas de casa, y suerte. Giorgio el cocinero.
Ingredientes:
500 gramos de espinacas “trinchadas”, 12 láminas de lasaña, 100 gramos de pesto, 1 tarrina de requesón, pimienta y sal al gusto, un bric de bechamel, mozarella. (Nosotros compramos todo en Mercadona).
Preparación:
Pones las láminas de lasaña en remojo de agua tibia durante 10 minutos y mientras creces las espinacas en una sartén, con un poco de aceite, y sal y pimienta al gusto.
Una vez cocidas las espinacas, preparas el relleno. Mezclas las espinacas con el pesto, el requesón, un poquito de bechamel y poco de pimienta. Reserva el resto de bechamel.
Sacas las láminas del agua y las pones encima de un paño para que se escurran.
Coge el recipiente donde montarás la lasaña y lo untas de aceite y pones un pelín de bechamel en la base (poquito todavía porqué necesitarás bechamel más adelante). A Jordi le va súper bien un recipiente rectangular de cristal de Ikea.

Mientras montas la lasaña, pon a calentar el horno a 220 º. Nuestro horno es Balay, y usamos la función aire 3D.
Empiezas a “capear”. Colocas: 3 láminas de pasta y una capa de relleno. Lo repites hasta tres veces. Finalmente, cubres la superficie con las últimas tres láminas, y pones el resto de bechamel bien repartido y mozarella encima para gratinar.

Pones la lasaña 10 minutos a hornear. Verás que a los 10 minutos el queso ya ha empezado a dorar. A continuación, lo gratinas a 1/2 potencia, durante unos 5 minutos (el gratinado a tu gusto).
Es un plato que se puede tomar frío o caliente, de aquellos que las abuelas dicen que al día siguiente aún está más bueno, por lo que es ideal para llevar de comida al trabajo.
